miércoles, 14 de octubre de 2015

POEMAS DE LA RECÁMARA DE LA ESPOSA



POEMAS DE LA RECÁMARA DE LA ESPOSA


I


En la penumbra
sentados semidesnudos lloré
¿por qué lloras? -me preguntó
-tal vez seas mi último hombre-
Me acarició el cabello, consternado
como si de la niña salvaje que era hacía un rato
brotara de un pozo de verdades
una anciana mágica una noche cualquiera
con unas copas de más diciéndole brujerías.
Ah, el último es también el valioso eslabón
el eslabón terminal que nos recuerda que venimos
de una lluvia de estrellas
de una montaña impredecible de valles y escollos
de la voz del padre
del candor del niño recién nacido
del placer y la suma de locuras del amante
y de todos los amados
de la luz de los hijos de los hijos
todo sin orden preciso
guardados en la profunda hendidura del corazón
con gesto y nombres infinitos.
Con la lámpara en mi espalda
muchas noches hilvané eslabones de amor
y transparencia.
En mis manos la cadena terminada
de esos nombres resguardados
de esos hombres
era territorio de un corazón libre,
tal belleza así dispuesta
nunca permitiría adivinar a los extraños, por valía,
cuál es el primero ni el final.
Entonces ese, el último hombre
el de mis contemplaciones
y contradicciones
se hizo el primero en besar mis lágrimas hasta el amanecer.
No hubo otro ese día eterno.



II

Fuimos felices
colgaban cruces bendecidas sobre el tiempo juntos
fotos sepias nos pintaban con sonrisas
inalterables regalos se balanceaban frente a los relojes
obsequios repetidos de los que nos imaginaban
espejándonos con planchas en las manos
y farolas sobre las sombras del cuerpo.
Fuimos felices
intentando a prueba y error desvanecer los fallos
meciéndonos sobre las soledades
saltando las mentiras,
escondiéndonos las huellas delictivas
y otros juegos secretos
que nos prodigábamos
de modo adivinanza.
Felices como fuimos alcanzamos a jugar
en simultáneas
mirando de reojo las jugadas
frente al tablero donde la mano
movía los alfiles
y la otra hacía estragos al alma .
Haciéndonos trampa.
Aún así como chiquillos sin perder la transparencia
volver la vista atrás sobre los lánguidos jirones
y reconocer que juntos fuimos felices
tanto tiempo
que no nos pesa el albur de lo pasado.



III

Me pregunto si lo sabes
o lo ignoras
si adivinas en mí e indiferente
me dejas hacer y hacer sin decir nada ...
Ya no soy la de oscuros cabellos en tu almohada
ni perfumes de incendios en tu cama
y en mis cielos azules las estrellas del designio
olvidaron la molestia inoportuna de sus brillos.
Y en tus ojos, dime tú
¿qué nostalgia me guía a tu mirada
que rehúye sabiamente estos encuentros?
Si supieras cómo extraño lo que fuimos
pero el andar nos llevó por dos caminos.
Y de pronto estamos sin salida
Entre ambos se instala este silencio
como intruso que gobierna los sentidos
'Conformismo' parece decidido
a sostener con sonrisas lo vencido.
Me pregunto si  sabes lo que siento
o lo ignoras quizá con disimulo
si adivinas en mí o indiferente
me dejas hacer y hacer sin decir nada...
Tercia entre nosotros la Rutina
¡tanto fuego tornándose en cenizas!
(No mires corazón, no te detengas...)
Impecable se instala una tristeza
por lo antiguo que hoy vemos mutilado.



IV

Estas tertulias largas de familia
estas reuniones planeadas de etiqueta
donde entramos sonrientes de la mano
donde entre todos, invitados de piedra
impecables, nos probamos
resistimos miradas indecentes
miradas que entre velos nos provocan,
murmullos que se esconden entre tules
abismos que los otros quizá notan,
llevamos perlas en gemelos y collares
y una sonrisa que todo dulcifica,
descendemos escaleras de cristales
y elevamos las copas de la vida.
Al terminar de nuevo en nuestra casa
late mi corazón como al principio
rogando que tu mano me acaricie
y no sea un juguete versión Barbie
                      que duerme su resaca.
A solas con el corazón ,
se nos cae la bendita máscara
sabiendo o sin saber que huele a tarde.
Reconocer nos cuesta otra parva de silencios.
No es la luna aquella que ilumina las palabras
y en el lavabo caen con pesadez las lágrimas.

V

El hogar
tiene profundidad de nido
de polluelos crecidos, fugitivos.
La noche aloja canciones
caramelos de luna, cuentos de magia,
juegos de ven niño a mis rodillas,
niña te abrazo.
Los hijos nos crecieron
augustos con sus sueños, con sus alas.
Solo vendrán al cambio de estaciones
y veremos en sus rostros cómo se irán grabando
en sus ojos profundos, experiencias y amores.
Nos quedamos tú y yo
custodios de la caricia, piel de arrugas.
Pergaminos de historia, retacitos cuidados
por la mano amorosa que le hila nocturna
comprensiva puntada. No somos extranjeros
uno del otro, somos la misma tierra, bandera,
himno amoroso.
No es posible cambiarnos de rumbo,
aquí estamos amor, amigo, amante
compañero de luces y de sombras...
En las noches tus caricias de hombre
pasean en mi piel de nido abandonado,
vientre sin vástagos. Bocas musitanombres,
flores de mimosprimavera
cuelgan graciosas en los recuerdos.
Las ráfagas del viento saben a diario
que lidian con la fortaleza
de la casa del alma que forjamos.
En el camino andado sobre terreno nevado
           nos estamos acompañando.
      Qué gracia reírnos juntos sobre las lágrimas.


Marisa Aragón Willner- Argentina


Fuentes de Documentación

5 comentarios:

Ana Muela Sopeña dijo...

Bellísimos poemas, Marisa. Es un placer poderlos compartir aquí, en "Poesía de mujeres".

Un beso grande
Ana

Luna de Cristal dijo...



Gracias Ana, tu opinión rectora en este camino de letras, me es muy cara, te agradezco la publicación de esta serie, intimista, e intensa.


un beso y sincero abrazo
Marisa

Ronald Bonilla dijo...

Hermoso poema de Marissa en varias unidades de gran sentido lírico, muy buena lectura, abrazos a ambas.

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Ronald, por venir y dejar tu huella entre estos versos de Marisa.

Un fuerte abrazo
Ana

Luna de Cristal dijo...

Gracias Ronald

la vida de una esposa y sus inquietudes, algo muy rico, privado , incómodo a veces de manifestar se silencia ,o se comparte su instante delicioso de vivir , gracias amigo por tu visita tan apreciada a mis letras