viernes, 30 de octubre de 2015

DE PROCESIONES



DE PROCESIONES



procesiones
que se adentran por nervios ópticos azules y
le pregunto si puedo ayudar y sujeto sus huesudas
caderas a la encimera de la cocina y tiene
un pitillo encendido que oscila izquierda derecha y pregunta
de qué manera mientras que su sudor se extiende por un jersey
gris de tela de bufanda y yo me encojo de hombres al jersey y
digo no sé podría chupar algo

*
llevo unas botas
peligrosamente afiladas en la sala llena de resonancias, él lleva
pantalones blancos y
todos miran envidiosos, miran hacía aquí
con
sus deficiencias vitamínicas
siempre calma
cuando llega, calma letal cuando marcha

*
el calor de cuero cuando
lo conocí
era pegajoso y es una vil mentira que el humo
tienda a subir, se expandía por nuestras entrañas blancas y huecas
y nos aplastaba como si tuviéramos
que quedarnos siempre juntos, aquí
en la pesadez
yo miraba y no cedía
él
también miraba y abanicaba
una postal hacía la cara
y sonrió
y cuando desapareció
al interior y dejó correr el
agua fría del grifo
yo pensaba que era a causa del
verano y no cedía
como si lo hubieran enviado aquí
como si yo tuviera que escribir un himno y
saciar a cinco mil
como si todo fuera
carnoso y totalmente correcto
le esperaba en su mesa, yo
dije: lo siento...

*
a veces
soy yo la que vive en una vertiginosa
ciudad con la mirada fija en una vieja oficina de correos,
entonces él llama y dice al interfono
algo que nadie más diría en aquella
hora del día
y yo digo no te quedes en la calle sube

*
y
él corta cebolla
rápido y ralla tomates desnudo
de cintura para arriba, es sospechosamente
cotidiano, rompe una copa
en el fregadero, es sin querer
soy testigo
el calor de la ciudad se acerca
a la temperatura corporal, aun así estamos debajo del edredón

*
y como él
me deja estar detrás
cuando miramos documentales de animales en la programación nocturna de la tele alemana
y como se queda con mis pantorrillas en las manos y controla
las caricias y como desde su cálido hombro observo como un cachorro
de tigre de cinco meses devora el hígado caliente de un antílope y
se embadurna el hocico de plasma y como los pulmones de bufanda
se expanden en la desnuda espalda de modelo y desde allí
a mi caja de costillas y no hay nada como el silencio

*
te consideran
una mala idea
quienes dice y yo digo todos
y entonces sus ojos se agrandan como si fuera
un ladrón /un camello /un amante de los gatos, porque eres tan
depresivo digo pero es feo dejar tirado
a un enfermo digo por si acaso, no le doy
nunca
un disgusto adrede

*
mírame digo y mediocuatro ojos mediocerrados
se dirigen hacia mi cuando finalmente gira
la cabeza
pesada sobre el cuello recién afeitado, ojos mediosumergidos
grises como tela de bufanda
digo que quiero verlo colocarse pero dice que
no hay nada que ver y se gira hacia el otro lado pero yo digo que sí y
el dice para
asombroso como el sexo puede ser olvidado

*
entre los muslos hay algo largo que pende, huele bien
no, no es un dragón
buenas noches dice él
luego los espasmos, la cicatriz en la frente, el despertar sobresaltado de un sueño de
bufanda gris

*
y noto
de reojo como la cama rebota, como arañas y
forcejeas, tanto tiempo, más fuerte, más hondo y no me deja dormir
y pienso que no soportas la funda del edredón y la
cambio enseguida por la mañana y no sirve de nada y como tú
te rascas durante largos ratos dormido o despierto
y te ayudo en medio de la noche rascándote con fuerza
la espalda porque no sé lo que es

y
le miro a los ojos de color de tela de bufanda mientras se
expanden mucho más allá de la madrugada
estival alrededor de la cabaña y
como algo en su interior
se apaga

*
gracias, dice él,
por haberme traído aquí, le digo que prefiero que extienda
la mano, un momento dice
asombroso como el sexo puede ser olvidado

*
yo
no puedo dejar
de mirar el polvo sobre el aluminio crepitante, como si alguien hubiera muerto y
lo hubieran incinerado y él estuviera inhalando almas antiguas y por
eso se asusta tanto y se deforma, le tiendo
la mano pero no alza la vista, le digo:
sabes qué es lo más triste,
no, dice él,
estás más solo
así,
él asiente con la cabeza
nos tendemos en el sofá, el reloj se me cae
en su ojo


Sigurbjörg Þrastardóttir- Islandia
Traducción: Úa Matthíasdóttir


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Fotografía: Retrato de la autora.



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Sigurbjörg Þrastardóttir nació en Akranes, Islandia, en 1973. Licenciada de Literatura Comparada en la Universidad de Islandia en 1997. Completó en la misma universidad estudios de Comunicación y Periodismo. Su primer libro, el libro de poesía Tierra de las llamas azules, fue publicado en 1999 y desde entonces ha publicado otros dos libros de poesía y la novela Sólar saga. Su poesía ha aparecido en diversas publicaciones en Islandia, Alemania, Escocia, Italia y Suecia, entre otros países. Ha participado en varios festivales de poesía y eventos literarios. Acerca de la poesía nos dice: “Me gusta pensar que escribir poesía en Islandia mantiene viva la diversidad de especies el mundo. Yo creo que mi lengua, con sus apenas 300.000 hablantes de lengua madre, es justamente tan importante sobre este planeta como el español latino americano, como las palmeras de Hawái, como el tobillo humano, como los pimientos verdes, como el Gran Auk, como los pandas, como las sanguijuelas. El lento movimiento multicolor simbiótico y el conjunto semiótico de todas las cosas es nuestra necesidad vital. El respeto por la cultura iguala el respeto por la naturaleza”.


Fuentes de Documentación

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