EL ESCAPARATE
La ciudad es una celda
perturbada con el ruido
del abismo
sus escaparates encienden
antorchas de colores efímeros
cintas de seda
espolvoreadas de azúcar glas
baila la tentación
en tus pupilas
comprar arrulla la senda
el caramelo de la infancia
vestidos zapatos maquillaje
cae el antifaz
de la tristeza
dando tregua a la intemperie
y sin embargo
sólo 30 segundos
para el alboroto
de lo nuevo
a tu espalda
bosteza la noche
con su taza de estrellas fugaces
y su estruendo de lágrimas.
No hay marcha atrás.
4 comentarios:
Excepcional poema, María, como todo lo tuyo.
Felicitaciones
Besos
Ana
Querida Ana, es una sorpresa grata leerme en Poesía de Mujeres. No tengo palabras para agradecerte.
Un beso,
María
Gracias, Anita, este poema Escaparate - es un buen pretexto para hacer una sincera crítica no sólo al "feminismo del cosmético", sino en general - a la intervención de factores externos de toda clase del cuerpo humano. Aquí se problematiza una parte de la comercialización de la apariencia, lo que es bueno. En consecuencia, este poema es una crítica moral; es una crítica urbana que se c0ncentra en los escaparates; son las sirenas que llaman al héroe para que se equivoque; este poema sin querer quizá hace una crítica a nuestra sociedad consumista - al capitalismo mercantilista que vende sus confecciones, sus artefactos de la belleza, utilizando métodos que finalmente doblega al consumidor - a través de la publicidad; el escaparate es una especie arcaica de aquel mercantilismo salvaje que en los 80 diera paso a una tercera etapa del desarrollo del capitalismo: las globalización que cuenta ahora con medio electrónicos y digitales más modernos para intervenir el cuerpo del ser humano - desde los zapatos, las medias, la ropa interior, la falda, la camisa y el sombrero, las joyas, los peinados, etc., hasta la forma más estúpida de intervenir el cuerpo de de la gente: con tatúes horribles. Cuál es el objeto del Escaparate en el comercio? - como dice la poeta: "doblegar al incauto/ baila la tentación/ en las pupilas". Del dominio de los ojos al cerebro, hay sólo un paso. En escaparate puede haber toda tentación [que Dios nos libre] los vestidos, los abrigos, los zapatos...etc., pero ante las vitrinas - puede que Dios no nos ayude- caemos sometidos en la tentación... Gracias, poeta María Germaná por darme oportunidad de pasar de tu hermoso y bien estructurado poema a esta ligera meditación. Gracias, Ana Muela Sopeña, por editar en tu página selecta poesía. Eduardo Embry, desde Inglaterra.
Gracias, Eduardo, por este comentario tan certero y reflexivo que tan generosamente has escrito.
A mí me pasa también. El poema me hace reflexionar sobre el consumo. Cuando consumimos más de lo que necesitamos es como si estuviéramos drogándonos para no asumir nuestra condición de humanos, para dormirnos en un mundo artificial que no existe.
Tentaciones que prometen, pero no nos darán el paraíso porque el paraíso debe ser para los seres humanos asumir el amor y la creatividad, no tener y tener objetos. No acumular y ser coleccionistas.
Para mí el poema es genial. A partir de unas pinceladas nos conecta con una cosmovisión del mundo crítica y nos hace pensar...
Abrazos, Eduardo
Ana
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