SILENCIADOS
La música se desvanece
Y queda el eco de tu voz.
Y queda el eco de tu voz.
Un eco de ciudades próximas o lejanas,
Un eco de la vida distante.
Silencio y eco,
El silencio de una vida,
El eco de la muerte que penetra el silencio.
Mi voz se calla.
Nadie puede verme.
Me convierto en un eco
Que se marcha.
Fathieh Saudi- Jordania
Traducción: Isabel del Río

Fathieh Saudi nació en Jordania en 1949. Completó sus estudios médicos en Francia y trabajó como medica en Jordania y Líbano. Por más de 30 años se ha ocupado de la defensa de los derechos humanos, la paz y la justicia social, en particular en el Medio Oriente. Sus anteriores publicaciones incluyen Olvido rebelde en francés (Memorias de la guerra civil y la invasión israelí al Líbano en 1982) y Días de Ámbar en árabe. Ha traducido varios libros del inglés y francés al árabe incluyendo La Cruzada de los Niños de Francoise Dolto. Recientemente tradujo varios libros de poesía del árabe al inglés. En 2008 publicó su antología de poesía en inglés Los Profetas - Una jornada poética de la niñez a la profecía. John Berger escribió la introducción a la segunda edición. Esta colección se tradujo al francés en 2008. Su segunda antología, Hija de Thames, será publicada este año. Actualmente es la presidenta de “Exiled Writers Ink” y también es miembro de “Society of Authors and English PEN”. Fathieth ha publicado su poesía en varias revistas incluyendo Exiled Ink, Lapidus, Poetry London.
“...Curiosamente -refiere Fathieh Saudi- nunca me atreví a escribir un poema hasta que llegué a mis cincuenta, pensaba que era un privilegio de los hombres. Luego estuve en un momento crítico de mi vida donde me sentía al borde de todo, incluso de la vida misma. Me sentía traumatizada y sin protección, desarraigada, perdida, exiliada de mí, sin derechos humanos, aunque yo era una mujer bien educada que luchaba por sus propios derechos y los de otros. Me sentía como si mi identidad y mi lengua se dispersaran al igual que cientos de piezas de un rompecabezas. Durante aquel período crítico, mi único refugio, mi único hogar se volvió escribir poesía. A través de mis poemas fui capaz de viajar a los paisajes desconocidos del ser. Empecé a darme nueva forma a mí misma, a mi identidad, mi lengua y mi memoria a través de mis poemas. Escribir poesía es una herramienta de sanación, mi única manera de mantener la motivación en el ser en la vida y la supervivencia. Mis poemas se convirtieron en mi única voz, la sin habla, la silenciada. He redescubierto mi propia voz y mi ser a través de la poesía, y decidí renacer a través de ella".
2 comentarios:
Me ha gustado mucho.
Gracias por venir, Julie:
Un abrazo
Ana
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