BUSCADORES DE ASILO
El más grande centro de buscadores de asilo está bajo tierra.
Son los suicidas, los emigrantes al otro mundo,
inaceptados, reprimidos y torturados en este.
El centro de buscadores de asilo subterráneo ofrece libertad de movimiento
desde la periferia hacia el centro y viceversa,
tres comidas al día y un permiso diario para dar una caminada.
Los buscadores de asilo tienen una etiqueta de tamaño estándar en sus pulseras.
Pero mira, los muertos normales inician una huelga de hambre
contra el exceso de suicidios que les rodean.
Ellos no quieren a los buscadores de asilo cerca de sus pulcras casas,
no quieren sogas en todas partes, frascos vacíos de pastillas,
huesos rotos de caerse y vientres hinchados por ahogamiento.
En lugar de espantapájaros ellos siembran cruces en sus verdes jardines
para aquellos que murieron contra la voluntad de Dios. Los buscadores de asilo
están confundidos y enojados, con un pie arrastrando todo el tiempo.
Algunos han olvidado dejar un mensaje, otros besar a su hija,
algunos han dejado un traje en la lavandería, otros no han hecho sus testamentos,
algunos no han cancelado sus viajes, otros no hicieron una cita con la muerte.
Y ahora están aquí. Con intérpretes en el pasillo
y carpetas en las manos, esperan ser vistos por el oficial del asilo.
Nacionalidad, sexo, religión. Muchos tienen padres,
pero no patria. Algunos son alérgicos a la tierra arada,
y sin poder besar su suelo, tuvieron que partir bajo tierra.
Algunos fueron fugitivos toda la vida de ellos mismos,
sin nadie que pagara las pastillas para dejar de envejecer.
Algunos han malgastado su desgracia también, no sólo su buena fortuna.
Otros no han hecho el amor con el amor de su vida por años.
Algunos han sido asesinados por sus cercanos y más querido no con
un cuchillo, sino con aguja o fórceps.
Entre ellos hay personas que están vivas sólo después de su muerte.
El centro para buscadores de asilo está lleno, cercado con alambre de púas en el mundo de los muertos corrientes.
Llegué ayer. Obtuve dos entradas.
Durante el día, estaré en el centro de los buscadores de asilo,
y por la noche en la casa de los muertos comunes.
No sé de cuál de los dos no voy a volver.
Lidija Dimkovska- Macedonia
Traducción de H. G. Leogena, a partir de la traducción inglesa
de Ljubica Arsovska y Margaret Reid.
Lidija Dimkovska Nació en Skopje, Macedonia, en 1971. Es poeta, novelista, ensayista, editora y traductora. Estudió Literatura Comparada en la Universidad de Skopje y obtuvo un Ph.D. en literatura rumana en la Universidad de Bucarest. Libros de poesía: The Offspring of the East, 1992; The Fire of Letters, 1994; Bitten Nails, 1998; Nobel vs. Nobel, 2001; Meta-Hanging on Meta-Linden, 2001; Premio literario en el Festival Internacional de Poesía “Poesis”; Satu Mare, Rumania; Do Not Awaken Them with Hammers, 2006; Ideal Weight, 2008; pH Neutral for Life and Death, 2009; Decent Girl, 2012; y Difference, 2012. Publicó su primera novela, Hidden Camera, en 2004, traducida a varias lenguas. Sus poemas han sido traducidos y publicados en más de 20 idiomas en todo el mundo. En 2009 recibió el premio literario europeo para la poesía Hubert Burda y en 2012 el Premio Internacional de Poesía Tudor Arghezi en Rumania.
Fuentes de Documentación
Fuentes de Documentación
2 comentarios:
Un poema impresionante, conmovedor. Tanta gente que no tiene sitio ni siquiera en el mundo de los muertos.
Un abrazo
Hola, María, a mí también me lo pareció.
Es que a veces, incluso los suicidas vagan en el otro mundo, no solo en este...
Besos
Ana
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