martes, 29 de enero de 2013

EL ESPEJO DEL ALMA


EL ESPEJO DEL ALMA

Como el alma que canta por sí misma
en su limpia casa de cristal

Hermann Broch
 
 
Tuve que viajar a Nevada para verte. Una gran planicie rodeaba la casa donde me esperabas con una túnica blanca, más alta que de costumbre.
Presentí que la casa existía en la memoria, cosa que confirmaste atravesando con tu brazo el hielo que suplantaba ahora a las paredes. Acostumbrada a esconderme en las palabras, quise darte una carta. Esa carta hablaba de las diferencias del río: lo que fue, lo que es, lo que será. Pero vos eras el río y la imagen del río, visto desde la altura (quiero decir, la furia misma). Me miraste, morada de ternura, bajo el color inconstante de la niebla. Terminé por tratar de pinchar la carta a tu plumaje pero te negaste, afable, como quien aprecia el esfuerzo de simular lo imposible. El pico tembló ligeramente. Me dejaste a merced de la felicidad, contemplándote, ahora que eras un enorme pájaro blanco.
 
 
María Negroni- Argentina
 
 

7 comentarios:

A. Elisa Lattke Valencia dijo...

Este texto me gusta mucho y me hace recordar algo mío, *la casa del alma*, es como tomar un conjunto de sensaciones que podemos tener en un estado onírico y trasladarlas al texto y esto nos pasa muy a menudo, cuando hacemos poesía influenciados por esa bendita exaltación del yo, nuestra alma en estado puro y su memoria.

Julie Sopetrán dijo...

Es un gran texto rebosante de líricas sensaciones. Hermoso.

Unknown dijo...

sensaciones mezclados de sentimiento profundo, donde el amor ausente clama al vacio para llenarlo

Antonio Fernández López dijo...

Es verdad que hay una cierta sensación der vacía que impregna el texto, algo así como si la protagonista, después de un largo viaje no hubiera encontrado lo que venía buscando. Un beso

Ana Muela Sopeña dijo...

Elisa, Julie, Carlos, Antonio...muchas gracias por vuestros comentarios.

A mí me ha encantado este texto de prosa poética. Te deja una sensación como de sueño. Como si la realidad se esfumara en una dulce visión.

Abrazos
Ana

Literalia dijo...

Ejemplo vivo y gratificante de una prosa que es bella y profunda; que exalta las sensaciones primarias del ser humano en su percepción elemental y sustancial a la vez, por la existencia misma.
Con pinceladas deliciosas de un humanismo teñido de nostalgias, tristeza y desconsuelo, en tan pocas líneas intenta resumir lo que, a la luz de la poeta, es toda una vida.
Como siempre, una impecable selección.
Besos, querida Ana.
Arturo

Ana Muela Sopeña dijo...

Arturo, es siempre un honor y una alegría recibirte en este espacio.

Qué bellas palabras nos regalas sobre este precioso poema de María Negroni. Sí, es un momento, pero también puede ser una alegoría de una vida entera...

Un abrazo fuerte
Ana