
ELÍJANME
Una voz trata de nacer, nada dice el jardín,
el sol cancela los colores, el viento desordena la tierra.
Las palabras me ahogan, pero el poema no se forma.
Espero, apostada en la tarde que algo descienda a mí.
Elíjanme, elíjanme, buen espíritu del agua
bruscas maneras donde brama el fuego.
Canta mi desarraigo de transeúnte indómita.
que lo que escribo pueda verse a la luz de un relámpago.
¿Quién sopla palabras en el habla mecánica del sueño?
Se despierta la voz
temo al dibujo oscuro del silencio.
Haz que la lluvia pague por su temblor.
Cómo llegué a este mundo
si alguien me ha escogido para decir de la vida y muerte,
estos poemas hablarán por la boca agridulce
de un halcón que llamea su vuelo. Alma vieja de un bardo
hablemos aunque tu cuerpo sea un hato de huesos desdeñado.
y que tu voz golpee mi ventana con nudillos de niebla.
Elíjanme, elíjanme como si el río decidiera engendrar
entre sus ritmos crudos la salud de la tierra.
La voz del agua se prolonga
puede tocar el aire y regresar a su manera natural,
en ella está el origen, los dioses hablan en su cadencia.
El aire oculta frágiles costumbres en sus modos translúcidos.
La escritura se cae, las voces se silencian.
Pido ayuda al destierro que me aparta del mundo
Ruego la voz, ruego que sea voz y no el aullido
de un alma sola que logra encenderse en sus raíces.
La alondra ciega de resplandor
aquello que repite la verdad ignorada
como dos ramas que se reverencian
en la caída de la tarde.
Elíjanme, soy tiempo aislado, una suma de horas que nada sabe.
Un amor terco por perseguir el sol, el canto único del día
las plegarias del búho en la tiniebla -todo lo que me hizo nacer
que decretó mi vida
y tejió la entretela de mi muerte-
Elíjanme las vísperas han cantado su nombre
lo olvidé entre las cosas ausentes del lenguaje.
El habla tiene un límite
la sangre de las rosas crea un mito sin voz en las palabras
Una voz trata de nacer, nada dice el jardín,
el sol cancela los colores, el viento desordena la tierra.
Las palabras me ahogan, pero el poema no se forma.
Espero, apostada en la tarde que algo descienda a mí.
Elíjanme, elíjanme, buen espíritu del agua
bruscas maneras donde brama el fuego.
Canta mi desarraigo de transeúnte indómita.
que lo que escribo pueda verse a la luz de un relámpago.
¿Quién sopla palabras en el habla mecánica del sueño?
Se despierta la voz
temo al dibujo oscuro del silencio.
Haz que la lluvia pague por su temblor.
Cómo llegué a este mundo
si alguien me ha escogido para decir de la vida y muerte,
estos poemas hablarán por la boca agridulce
de un halcón que llamea su vuelo. Alma vieja de un bardo
hablemos aunque tu cuerpo sea un hato de huesos desdeñado.
y que tu voz golpee mi ventana con nudillos de niebla.
Elíjanme, elíjanme como si el río decidiera engendrar
entre sus ritmos crudos la salud de la tierra.
La voz del agua se prolonga
puede tocar el aire y regresar a su manera natural,
en ella está el origen, los dioses hablan en su cadencia.
El aire oculta frágiles costumbres en sus modos translúcidos.
La escritura se cae, las voces se silencian.
Pido ayuda al destierro que me aparta del mundo
Ruego la voz, ruego que sea voz y no el aullido
de un alma sola que logra encenderse en sus raíces.
La alondra ciega de resplandor
aquello que repite la verdad ignorada
como dos ramas que se reverencian
en la caída de la tarde.
Elíjanme, soy tiempo aislado, una suma de horas que nada sabe.
Un amor terco por perseguir el sol, el canto único del día
las plegarias del búho en la tiniebla -todo lo que me hizo nacer
que decretó mi vida
y tejió la entretela de mi muerte-
Elíjanme las vísperas han cantado su nombre
lo olvidé entre las cosas ausentes del lenguaje.
El habla tiene un límite
la sangre de las rosas crea un mito sin voz en las palabras
Elizabeth Azcona Cranwell- Argentina
(para Casandra)
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Elizabeth Azcona Cranwell fue una poeta, narradora, articulista, traductora y crítica literaria argentina, nacida el 10 de marzo de 1933 en Buenos Aires y fallecida en la misma ciudad el 4 de diciembre de 2004.
Se recibió en la facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad de Buenos Aires. Se desempeñó además como docente, dictando talleres y seminarios. También realizó críticas literarias en el Diario "La Nación". Fue traductora de los poemas de Dylan Thomas y William Shand y de cuentos de Edgar Allan Poe.
Su estilo se enmarca dentro de la poesía surrealista, con influencias de Olga Orozco.
Libros
1955 - "Capitulo sin presencia"
1956 - "La vida disgregada"
1963 - "Los riesgos y el vacío"
1966 - "De los opuestos"
1971 - "Imposibilidad del lenguaje o los nombres del amor"
1971 - "La vuelta de los equinoccios"
1978 - "Anunciación del mal y la inocencia"
"El mandato"
1987 - "Las moradas del sol"
1990 - "El escriba de la mirada fija"
"La mordedura"
1997 - "El reino intermitente"
Premios
1969 Municipal de Poesía (por "De los opuestos").
1969 Primer premio Fondo Nacional de las Artes (por "De los opuestos").
1971 Primer premio Municipal obra inédita en narrativa (por "La vuelta de los equinoccios").
1971 Primer premio medalla de oro Fondo Nacional de las Artes (por "La vuelta de los equinoccios").
1984 Diploma de honor Konex de poesía primera obra publicada después 1950.
1985 Municipal de Poesía (por "El mandato").
1988 Medalla del diario "La Nación" como figura destacada de las letras.
1989 Medalla de la Fullbright Comission como becaria sobresaliente.
1990 Premio Trébol de Plata y Diploma del Rotary Club Internacional como figura relevante de las letras argentinas.
1990 Primer premio de poesía "First".
1992 Primer premio Fundación Inca en narrativa (por el libro de cuentos "La mordedura").
1992 Premio único de cuentos diario "La Nación" (por los cuentos "La mirada de Dios", "En las dunas" y "Lo que ya estaba escrito").
2 comentarios:
me ha encantado el poema!!
gracias por compartirlo... es una maravilla!!
Gracias, Chica de ojos marrones, me alegra mucho que te guste este maravilloso poema...
Un abrazo
Ana
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