lunes, 9 de diciembre de 2013

DESTELLOS


DESTELLOS

No hay primera ni segunda fila.
Desde todas partes se ve el mismo cielo y el tilo esparce sus aromas.

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La soledad en ciudad ajena cuando estás acostado en la habitación. Esos pasos por el cielorraso y de nuevo el silencio. Y el tic-tac de un reloj ajeno sobre tu cabeza.

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Se incorporó después de una enfermedad y vio en lo alto un castillo de nubes helado.
El castillo estaba lleno de ventanas y puertas opacas. Fascinante.
Cuando ella se levantó, se ocultó a sus ojos.

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Los pájaros, echados y vueltos a echar entre ciudades, finalmente se resignan a la civilización y a los decibeles del estrépito.
Y aquí, en esta plaza parisina que está en una isla entre calles que se entrecruzan, de repente se expande, entre el ensordecedor ruido de los camiones, la clara y límpida voz del verderón.

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Si la humanidad quisiera hoy, en la era de la química, adivinar su futuro en las entrañas de pájaros y peces, qué vaticinio cruel leería a partir del aspecto aberrado que presentan.

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Ya no existe esa Oceanía a la que podríamos partir en búsqueda de inocentes collares de piedras de colores crudamente talladas.

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Cuando Leibniz dijo que en el árbol no hay dos hojas iguales, las hojas profirieron un rumor de alivio.

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Que los ángeles confirmen su existencia con huellas digitales.

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Cierto día ella comprobó que su teléfono se había abichado.

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Nadie ya es lo que es.
El agricultor no es agricultor. El gobernante no es gobernante, el escritor no es escritor, el padre no es padre.
Todos hacen un poco de todo.
Nadie quiere cargar con la literalidad.
sólo algunas muchachas púberes y algunos muchachos púberes son muchacha y muchacho simultáneamente, el magnífico ser humano es capaz de todo.

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¿Por qué me conmueve tanto esa familia que habla en la noche de nieve bajo los neones de la tienda apagada en el callejón?

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No digas que sos un ser humano impotente, que nada te va a salir bien.
Hace falta determinación y voluntad para levantarse temprano, pararse sobre los pies y mirar a los ojos al mundo.

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Cuéntennos cómo es estar sentado en mejores lugares, en los lugares de los triunfadores, sin tener razón ni fe.

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¿Qué hacés?
Escardo recuerdos.

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La esperanza nace con la claridad del día.
Señor, danos la más larga claridad del día para que el malhechor no tenga acceso a nosotros.

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¿Y si lo diéramos vuelta como una media, como a un payaso de paño y sacudiéramos el contenido de esa bolsa?
Caería un poco de aserrín, un resorte oculto parpará: ¡Fuera los negros!¡Fuera los judíos! Y luego: ¡Patria!¡Patria!¡Patria!

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Nuestro moralista sumerge al hombre en la eternidad como en un sublimado corrosivo. Lo arranca del cortejo de la civilización, lo lava del polvo de la historia. Esquiva lo que le haya salido al encuentro en el camino.

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Se alejan los veteranos de la pluma.
Aquellos que vieron el cinismo de varias épocas.
Los que todavía tenían esperanza, antes de perderla.
Los que llevaban el desánimo y la falta de fe con impoluta elegancia.
Los que conocían las reglas del juego y no sabían qué hacer con esas reglas.
Entendían la pronunciación de la ironía, del pathos comunitario, lo no dicho y el enunciado del silencio.
Se alejan los veteranos de la pluma, señores.
Ustedes conocerán la tristeza de los principitos llevados al trono por la fuerza.

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El árbol desgarró su cubierta como Rejtan* , se abrió hasta el alquitranado interior y descubrió su corazón de estruendoso latido.

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El arce fue alcanzado por el relámpago. Por fuera ni una huella. El árbol ocultó en sí el relámpago y ahora se debate como un enfermo visitado por el demonio.

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Rueda el pesado carro de la tormenta. Se oye cómo golpetea sobre las irregularidades. Ya humean las mechas de los truenos.

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Laberinto de boj y una fila pareja de carpes bajo los cuales ocultarse a la lluvia. En la noche, cuando miro hacia abajo desde la alta ventana, hacia el jardín del palacio iluminado por los faroles escondidos entre las hojas, siento la placidez del pequeño zapatero del cuento, el que se convirtió en emperador.

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Cuando se ponga el sol, el cielo estará como repleto de la luz de faroles chinos.

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Con repentino estrépito los árboles se decidieron al vuelo. Sus verdes alas se hincharon de sangre por el esfuerzo.
Ahora están inmóviles, humillados, desnudos, con las cabezas gachas.

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Son las seis de la mañana. Pero todavía está oscuro. Alrededor del lago las casas apagadas. Sólo lejos de la orilla se balancea una canoa iluminada.
Es el pescador que echa las redes. Pesca para el Viernes Santo.

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Se añora este encuentro:
Encontrarse con Cristo jardinero que riega los surcos y poda las ramas de los árboles que se preparan para florecer.
Pasamos al lado, Él se toca el sombrero y dice: Vivo.

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Cuando el alado mensajero de Dios le anuncia a María la buena nueva, los ángeles que lo acompañan forman encima de la casa de ella una multitud tan apretada, que se empujan con las alas.

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Cantar en la ciudad, como si se transitara un camino vacío entre los campos. ¿Para qué semejante esfuerzo?
O trepar a una montaña alta, por la sola alegría del ascenso.
Todo lo que hacés sin una necesidad evidente se convierte en diamante preciado.

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Un muchacho joven, un estudiante, se mató al volver del funeral de la abuela. Comentarios escépticos. Risas. Quién se mata por la muerte de la abuela.
Sin embargo, sucede que la imagen de nuestra condición se nos aparece con penetrante claridad recién en el carril secundario de los sentimientos.
De repente la punzante soledad. Imposible de obviar. En algún arrabal del corazón. El más triste.


*Diputado polaco que en el siglo XVIII heroicamente se opuso a la repartición de Polonia.

Julia Hartwig- Polonia
Traducción: Bárbara Gill


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BLYSKI

Nie ma pierwszego i drugiego rzedu.
Zewszad widac to samo niebo i lipa wysyla wokól swoje aromaty.

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Samotnosc w obcym miescie, kiedy lezysz w pokoju. Te kroki po suficie i znów cisza. I tykot obcego zegara nad toba.

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Podniosla sie z choroby i zobaczyla w górze lodowaty zamek z chmur.
Zamek pelen matowych okien i drzwi. Zachwycajacy.
Który, kiedy wstala, ukryl sie przed jej okiem.

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Ptaki przeganiane miedzy obszarami miast godza sie wreszcie z cywilizacja i decybelami halasu.
I tutaj, na paryskim skwerze lezacym na wyspie miedzy krzyzujacymi sie ulicami, rozlega sie nagle, wsród ogluszajacego szumu ciezarówek, wyrazny i czysty glos dzwonca.

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Gdyby ludzkoœæ chciala dzisiaj, w epoce chemii, wrózyc o swojej przyszlosci z wnetrznosci ptaków i ryb, jak okrutna wyczytalaby wrózbe z ich spotwornialego wygladu.

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Nie ma juz tej Oceanii, do której moglibysmy sie wyprawiac po niewinne naszyjniki z surowo obrobionych kolorowych kamieni.

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Kiedy Leibliz powiedzial, ze na drzewie nie ma dwóch lisci takich samych, liœcie wydaly poszum ulgi.

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Niech anioly potwierdza swoje istnienie odciskami palców.

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Pewnego dnia stwierdzila, ze jej telefon zrobaczywial.

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Nikt nie jest juz tym, czym jest.
Rolnik nie jest rolnikiem. Wladca nie jest wladca, pisarz nie jest pisarzem, ojciec nie jest ojcem.
Wszyscy robia po trosze wszystko.
Nikt nie chce wziac na siebie ciezaru jednoznacznosci
tylko niektóre dorastajace dziewczeta i niektórzy dorastajacy chlopcy sa dziewczyna i chlopcem równoczeœnie, wspaniala ludzka istota zdolna do wszystkiego.

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Dlaczego tak wzrusza mnie ta rodzina rozmawiajaca w sniezny wieczór pod neonem wygaszonego sklepu w ulicznym zaulku?

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Nie mów, ze jestes czlowiekiem bezsilnym, ze nic ci sie nie uda.
Trzeba postanowienia i woli, zeby podzwignac sie rano, stanac na nogi i spojrzec w oczy swiatu.

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Opowiedzcie nam jak sie siedzi na miejscach lepszych, na miejscach zwyciezców, nie majac racji ani wiary.

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Co robisz?
Piele wspomnienia.

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Nadzieja rodzi sie z jasnoscia dnia.
Daj nam najdluzsza jasnosc dnia, Panie, aby zloczynca nie mial do nas przystepu.

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Gdyby go tak wywrócic podszewka na wierzch, jak pajaca z sukna i wytrzasnac zawartosc tego worka?
Wylecialoby troche trocin, ukryta sprezyna kwaknie: Precz z Murzynami! Precz z Zydami!
A potem: Ojczyzna! Ojczyzna! Ojczyzna!

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Nasz moralista zanurza czlowieka w wiecznosci jak w sublimacie. Porywa go z pochodu cywilizacji, obmywa z kurzu historii. omija to, co spotkalo go w drodze.

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Odchodza weterani pióra.
Ci, którzy widzieli cynizm kilku epok.
Którzy mieli jeszcze nadzieje, nim ja utracili.
Którzy zniechecenie i brak wiary nosili z nieposzlakowana elegancja.
Którzy znali zasady gry i nie wiedzieli, co poczac z tymi zasadami.
Rozumieli wymowe ironii, patos wspólnoty, niedomówienie i wyglos milczenia.
Odchodza weterani pióra, panowie.
Poznacie smutek królewiat posadzonych sila na tronie.

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Drzewo rozerwalo na sobie okrycie jak Rejtan, otworzylo sie az do smolnego wnetrza i ukazalo swoje bijace z lopotem serce.

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W klon trafila blyskawica. Z zewnatrz zadnego sladu. drzewo ukrylo blyskawice w sobie i miota sie teraz jak chory nawiedzony przez demona,

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Jedzie ciezki wóz burzy. Slychac jak obija sie po nierównosciach. Dymia juz lonty piorunów.

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Labirynt bukszpanów. i równy szpaler grabów, pod którymi mozna skryc sie przed deszczem.
W nocy, kiedy patrze z wysokiego okna w dól, na palacowy ogród, oswietlony przez ukryte w lisciach lampy, czuje blogosc jak maly szewczyk z bajki, który zostal cesarzem.

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Kiedy slonce zajdzie, niebo jest jak wypelniony swiatlem lampion.

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Z gwaltownym lopotem porwaly sie do odlotu drzewa. Ich zielone skrzydla nabrzmialy z wysilku krwia.
Teraz stoja upokorzone, nagie, z opuszczonymi glowami.

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Jest szósta rano. Ale jeszcze ciemno. Wokól jeziora domy wygaszone. Tylko daleko od brzegu kolysze sie jasno oœwietlone czólno.
To rybak zarzuca sieci. Lowi rybe na Wielki Piatek.

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Teskni sie za tym spotkaniem:
Spotkac Chrystusa ogrodnika, który podlewa grzedy i przycina galezie drzew sposobiacych sie do kwitnienia.
Przechodzimy obok, a On uchyla kapelusza i mówi: Zyje.

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Gdy skrzydlaty wyslaniec Bozy zwiastuje Marii nowine, towarzyszace mu nad jej domem anioly tworza tlum tak gesty, ze potracaja sie skrzydlami.

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Spiewac w miescie, jakby sie szlo pusta droga wsród pól. Na cóz ten wysilek?
Lub jakby sie wdrapywalo na wysoka góre, dla samej radosci wspinaczki.
Wszystko co robisz bez wyraznej koniecznosci, staje sie jak cenny diament.

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Mlody chlopak, student, zabil sie po powrocie z pogrzebu babki. Sceptyczne komentarze.
Smiech. Kto zabija sie z powodu smierci babki,
Bywa jednak, ze obraz naszej kondycji objawia sie nam z jaskrawa jasnoscia dopiero na bocznym torze uczucia.
Nagle przeszycie samotnoscia. Nieuniknionym. Gdzies na prowincji serca. Najsmutniejszej.


*Diputado polaco que en el siglo XVIII heroicamente se opuso a la repartición de Polonia.

Julia Hartwig- Polonia
Traducción: Bárbara Gill

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Julia Hartwig (14 de agosto de 1921) poeta polaca, ensayista, autora de radioteatro y traductora de literatura inglesa y francesa.
Estudió Letras en la Universidad de Varsovia y Literatura francesa en Cracovia y París.
En 1970 fue becada a Estados Unidos, donde permaneció hasta 1974, estudiando y dictando clases en distintas universidades. Volvió a ese país en 1979, invitada por el Departamento de Estado.
Publicó en muchas revistas literarias. Tradujo al polaco a escritores como: Guillaume Apollinaire, Allen Ginsberg, Max Jacob, Blaise Cendrars, Pierre Reverdy, Marianne Moore, William Carlos Williams.
Fue distinguida con múltiples premios, tanto en su país como fuera de él.
Su producción, de carácter filosófico, es muy vasta. El último libro editado es “Claro oscuro” (Jasne niejasne), de 2009.

Fuentes de Documentación

2 comentarios:

fus dijo...

Impresionante autora. Gracias por darlas a conocer.

un abrazo

fus



Ana Muela Sopeña dijo...

Fus, me alegra que te guste.

Un beso
Ana