
ETERNO OLEAJE
Será primero una ola niña
sobre la ciega playa. Luego
una delgada espuma persistente,
más tarde
un redoblar de todo el horizonte
que avanza, que se empuja
para tomar contacto con la orilla.
En cada grueso oleaje, en cada arruga
del mar, en cada ojo
de espuma por la arena
de fuego, estará un hombre
por él y por su extensa
cadena de fantasmas. Por las sombras
que no tuvieron cuerpo;
por todos
los que anulados vagan
sin país, sin sepulcro.
Con la memoria
de los que fueron olvidados
volverán: «Ya llegamos
a la patria.» Y jamás
será la patria. Siempre
habrá otras olas, y anchos nudos,
gruesas crestas de mar. El hombre
irá pisando playas
de fuego, rocas
que hirieron otros pies,
algas que se enredaron a otras plantas.
Caminará por siempre
-a través de paisajes con recuerdos-,
el sol contra su espalda
y una arruga profunda
en la frente horadada por el viento.
«¿Era ésta mi patria?»
-preguntará de nuevo.
Y pasando de largo,
como un extraño entre los ríos,
regresará a la orilla
de que partió -no la recuerda-
pidiendo paz para sus muertos.
Será primero una ola niña
sobre la ciega playa. Luego
una delgada espuma persistente,
más tarde
un redoblar de todo el horizonte
que avanza, que se empuja
para tomar contacto con la orilla.
En cada grueso oleaje, en cada arruga
del mar, en cada ojo
de espuma por la arena
de fuego, estará un hombre
por él y por su extensa
cadena de fantasmas. Por las sombras
que no tuvieron cuerpo;
por todos
los que anulados vagan
sin país, sin sepulcro.
Con la memoria
de los que fueron olvidados
volverán: «Ya llegamos
a la patria.» Y jamás
será la patria. Siempre
habrá otras olas, y anchos nudos,
gruesas crestas de mar. El hombre
irá pisando playas
de fuego, rocas
que hirieron otros pies,
algas que se enredaron a otras plantas.
Caminará por siempre
-a través de paisajes con recuerdos-,
el sol contra su espalda
y una arruga profunda
en la frente horadada por el viento.
«¿Era ésta mi patria?»
-preguntará de nuevo.
Y pasando de largo,
como un extraño entre los ríos,
regresará a la orilla
de que partió -no la recuerda-
pidiendo paz para sus muertos.
4 comentarios:
La vida es un terno oleaje donde por eones las almas sienten el mismo desarraigo y sienten la misma necesidad de paz.
Besos
Así es...la paz es una búsqueda constante.
Un abrazo
Ana
Este poema me hace pensar en el retorno al mismo sitio, pero quien olvida repite la historia y sigue buscando una forma de salir de ella, pues ese oleaje es como sus propios pensamiento y envuelto en ellos llega y lame la playa, camina por ella y se lo lleva el mar de nuevo al mismo punto de partida. ¡Qué angustiante estar sin ser y no saber cómo dejar que batan las olas para liberarse,es como no saber si has pasado por lo mismo en cada vida y allí sigues aún!
Interesante reflexión, Elisa...
Un beso
Ana
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