
TODAS ÍBAMOS A SER REINAS
Todas íbamos a ser reinas,
de cuatro reinos sobre el mar:
Rosalía con Efigenia
y Lucila con Soledad.
En el valle de Elqui, ceñido
de cien montañas o de más,
que como ofrendas o tributos
arden en rojo y azafrán.
Lo decíamos embriagadas,
y lo tuvimos por verdad,
que seríamos todas reinas
y llegaríamos al mar.
Con las trenzas de los siete años,
y batas claras de percal,
persiguiendo tordos huidos
en la sombra del higueral.
De los cuatro reinos, decíamos,
indudables como el Korán,
que por grandes y por cabales
alcanzarían hasta el mar.
Cuatro esposos desposarían,
por el tiempo de desposar,
y eran reyes y cantadores
como David, rey de Judá.
Y de ser grandes nuestros reinos,
ellos tendrían, sin faltar,
mares verdes, mares de algas,
y el ave loca del faisán.
Y de tener todos los frutos,
árbol de leche, árbol del pan,
el guayacán no cortaríamos
ni morderíamos metal.
Todas íbamos a ser reinas,
y de verídico reinar;
pero ninguna ha sido reina
ni en Arauco ni en Copán...
Rosalía besó marino
ya desposado con el mar,
y al besador, en las Guaitecas,
se lo comió la tempestad.
Soledad crió siete hermanos
y su sangre dejó en su pan,
y sus ojos quedaron negros
de no haber visto nunca el mar.
En las viñas de Montegrande,
con su puro seno candeal,
mece los hijos de otras reinas
y los suyos nunca-jamás.
Efigenia cruzó extranjero
en las rutas, y sin hablar,
le siguió, sin saberle nombre,
porque el hombre parece el mar.
Y Lucila, que hablaba a río,
a montaña y cañaveral,
en las lunas de la locura
recibió reino de verdad.
En las nubes contó diez hijos
y en los salares su reinar,
en los ríos ha visto esposos
y su manto en la tempestad.
Pero en el valle de Elqui, donde
son cien montañas o son más,
cantan las otras que vinieron
y las que vienen cantarán:
-En la tierra seremos reinas,
y de verídico reinar,
y siendo grandes nuestros reinos,
llegaremos todas al mar.
Gabriela Mistral- Chile
Todas íbamos a ser reinas,
de cuatro reinos sobre el mar:
Rosalía con Efigenia
y Lucila con Soledad.
En el valle de Elqui, ceñido
de cien montañas o de más,
que como ofrendas o tributos
arden en rojo y azafrán.
Lo decíamos embriagadas,
y lo tuvimos por verdad,
que seríamos todas reinas
y llegaríamos al mar.
Con las trenzas de los siete años,
y batas claras de percal,
persiguiendo tordos huidos
en la sombra del higueral.
De los cuatro reinos, decíamos,
indudables como el Korán,
que por grandes y por cabales
alcanzarían hasta el mar.
Cuatro esposos desposarían,
por el tiempo de desposar,
y eran reyes y cantadores
como David, rey de Judá.
Y de ser grandes nuestros reinos,
ellos tendrían, sin faltar,
mares verdes, mares de algas,
y el ave loca del faisán.
Y de tener todos los frutos,
árbol de leche, árbol del pan,
el guayacán no cortaríamos
ni morderíamos metal.
Todas íbamos a ser reinas,
y de verídico reinar;
pero ninguna ha sido reina
ni en Arauco ni en Copán...
Rosalía besó marino
ya desposado con el mar,
y al besador, en las Guaitecas,
se lo comió la tempestad.
Soledad crió siete hermanos
y su sangre dejó en su pan,
y sus ojos quedaron negros
de no haber visto nunca el mar.
En las viñas de Montegrande,
con su puro seno candeal,
mece los hijos de otras reinas
y los suyos nunca-jamás.
Efigenia cruzó extranjero
en las rutas, y sin hablar,
le siguió, sin saberle nombre,
porque el hombre parece el mar.
Y Lucila, que hablaba a río,
a montaña y cañaveral,
en las lunas de la locura
recibió reino de verdad.
En las nubes contó diez hijos
y en los salares su reinar,
en los ríos ha visto esposos
y su manto en la tempestad.
Pero en el valle de Elqui, donde
son cien montañas o son más,
cantan las otras que vinieron
y las que vienen cantarán:
-En la tierra seremos reinas,
y de verídico reinar,
y siendo grandes nuestros reinos,
llegaremos todas al mar.
Gabriela Mistral- Chile
Link a un vídeo de este poema:
http://www.youtube.com/watch?v=sAdhVkBSnms
7 comentarios:
Ana, siempre Ana:
Aprovecho este espacio para enviarte mis mejores deseos de bienestar y tranquilidad en tu vida personal.
Agradecido de tu amistad, tus palabras de apoyo y entusiasmo, tu carismática capacidad expresiva, tu portentosa poesía, me congratulo de expresarte con satisfacción y alegría, que es un privilegio que me distingas con tantas delicadezas.
El mundo es una caja mágica donde convergen las cosas más disímbolas y extrañas. Ésta, es una excepción que intento dimensionar y valorar justamente.
Un beso, un abrazo y toda mi gratitud:
Arturo
Muchas gracias, Arturo.
Yo no hago nada especial, simplemente, en este mundo virtual de blogs y foros nos vamos relacionando y ahí surgen lazos de solidaridad, amistad, compañerismo...Todo virtual. Un mundo diferente al real, pero no por ello menos real...
Te dejo un abrazo
Ana
Bellísimo, precioso poema de Gabriela, que por cierto, no había leído antes. He disfrutado mucho y me alegra haber pasado en esta mañana gris por este foro de poesía, donde las grandes voces de las poetas gritan libertad y verso. Gracias por traerlo...
Es un poema hermoso de Gabriela Mistral y creo que atemporal. Todas íbamos a ser reinas, como en los cuentos de hadas y sin embargo no pudo ser. Pero no pudo ser no por una cuestión individual, sino por una cuestión colectiva...Me parece genial este poema.
Un abrazo
Ana
Ana
gracias por regalarnos este poema de ternuras y creencias de la poeta Gabriela Mistral
sus letras nos introducen en reinos sutiles cultivados en la infancia , promesas de felicidad .
un abrazo
Marisa
Gracias, Marisa, por brindarme estas palabras. Sí, este poema tiene algo mágico, algo especial. Todas íbamos a ser reinas y sin embargo...
Muy bien retratados en estos versos de Gabriela Mistral todos esos sentimientos.
Un abrazo fuerte
Ana
Para darme un gusto después de la rutina diaria, vengo a leer este bello poema de nuestra Gabriela. ¡Qué delicia!....Gracias, Ana, por la publicación.
Saludos desde Chile.
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