
LOS DEMONIOS LE NACÍAN A ITALIA
Los demonios le nacían a Italia
en los campanarios abandonados
cada noche que nosotros dormíamos
acurrucados junto a la Fontana de Trevi.
Demonios pequeños como arrugas
en las manos,
que nadie mira
a no ser que el rostro
se contorsione por el terror:
( nuestra máscara de acero
no puede ocultar la sinceridad
de la carne,
última delatora de todas las edades
y cuando su candor palidece,
auténtico nombre de la muerte.)
Los demonios se nos subían por el pelo
y acampaban en nuestras estrecheces,
en los resquicios abiertos al viento
de nuestros besos,
entre las uñas que arañaban
la piel desnuda y mutilada
de nuestros cuerpos,
entre las briznas de hierba
que se nos habían pegado a los dedos.
Rostros seniles con cuerpos de vencejo,
que nadie ve,
excepto en las caricaturas hilarantes
inútiles e irreversibles
del poema.
Rosalía Linde- España
Del poemario "Huesos de ángel"
2 comentarios:
¿senectud? ¿desamor? Me imagino los graciosos demonietes que corretean tratando de luchar contra la eterna belleza de la Fontana...Ligereza...me gusta.
El poema es tan misterioso que a cada lector le produce una sensación diferente, Ángela.
Gracias por pasar y dejar tu huella.
Un abrazo
Ana
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