sábado, 27 de agosto de 2011

ELEGÍA DE UN SUEÑO




ELEGÍA DE UN SUEÑO


Construyo
con livianos colores imprecisos
un fino rostro de hombre, delicado y viril.
Podría ser un marino
si mi mano trazara a sus espaldas
la gris arboladura de un navío.
Pero me duele aislarlo en la verde lejanía del mar
y en su olvido.
Mejor un bosque, pienso, un bosque de altos árboles negros
en un crepúsculo sombrío
para que se destaque como laminado
su voluntarioso perfil esquivo.
Lo nombraría así, el Cazador nómade,
o el Soñador a quien ha detenido
inmóvil un instante la afelpada
soledad del camino.
Pero le temo a la sigilosa sombra del bosque
y a su desvarío.
Y una ciudad que levante sus muros
deslumbrantes y lisos?
No quiero encarcelar su altiva sien desnuda
en un geométrico laberinto.
Ni en la luz sosegada de una alcoba
desdibujarle todos los caminos.
Vencida, ya no dibuja mi mano;
sólo palpan mis dedos, perdidos,
el fino rostro de hombre que ha quedado por siempre
desnudo de paisaje y de destino.
En tanto ya la lenta marea violeta de la tarde
cubre mi pecho estremecido.



Emilia Isabel Bertolé- Argentina



Fuentes de documentación


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