
EN LA DOLIENTE SOLEDAD DEL DOMINGO...
Aquí estoy,
desnuda,
sobre las sábanas solitarias
de esta cama donde te deseo.
Veo mi cuerpo,
liso y rosado en el espejo,
mi cuerpo
que fue ávido territorio de tus besos;
este cuerpo lleno de recuerdos
de tu desbordada pasión
sobre el que peleaste sudorosas batallas
en largas noches de quejidos y risas
y ruidos de mis cuevas interiores.
Veo mis pechos
que acomodabas sonriendo
en la palma de tu mano,
que apretabas como pájaros pequeños
en tus jaulas de cinco barrotes,
mientras una flor se me encendía
y paraba su dura corola
contra tu carne dulce.
Veo mis piernas,
largas y lentas conocedoras de tus caricias,
que giraban rápidas y nerviosas sobre sus goznes
para abrirte el sendero de la perdición
hacia mi mismo centro,
y la suave vegetación del monte
donde urdiste sordos combates
coronados de gozo,
anunciados por descargas de fusilerías
y truenos primitivos.
Me veo y no me estoy viendo,
es un espejo de vos el que se extiende doliente
sobre esta soledad de domingo,
un espejo rosado,
un molde hueco buscando su otro hemisferio.
Llueve copiosamente
sobre mi cara
y sólo pienso en tu lejano amor
mientras cobijo
con todas mis fuerzas,
la esperanza.
Gioconda Belli- Nicaragua
Aquí estoy,
desnuda,
sobre las sábanas solitarias
de esta cama donde te deseo.
Veo mi cuerpo,
liso y rosado en el espejo,
mi cuerpo
que fue ávido territorio de tus besos;
este cuerpo lleno de recuerdos
de tu desbordada pasión
sobre el que peleaste sudorosas batallas
en largas noches de quejidos y risas
y ruidos de mis cuevas interiores.
Veo mis pechos
que acomodabas sonriendo
en la palma de tu mano,
que apretabas como pájaros pequeños
en tus jaulas de cinco barrotes,
mientras una flor se me encendía
y paraba su dura corola
contra tu carne dulce.
Veo mis piernas,
largas y lentas conocedoras de tus caricias,
que giraban rápidas y nerviosas sobre sus goznes
para abrirte el sendero de la perdición
hacia mi mismo centro,
y la suave vegetación del monte
donde urdiste sordos combates
coronados de gozo,
anunciados por descargas de fusilerías
y truenos primitivos.
Me veo y no me estoy viendo,
es un espejo de vos el que se extiende doliente
sobre esta soledad de domingo,
un espejo rosado,
un molde hueco buscando su otro hemisferio.
Llueve copiosamente
sobre mi cara
y sólo pienso en tu lejano amor
mientras cobijo
con todas mis fuerzas,
la esperanza.
Gioconda Belli- Nicaragua
5 comentarios:
... pues, qué buen poema para notar las diferencias...la melancolía dolorosa, además de tristeza insanable, nos planta mendicantes hasta secarnos...¡Arriba que es Domingo! y si llueve adentro, algún rincón soleado habremos de hallar.
Aplausos Gioconda Belli
http://enfugayremolino.blogspot.com
Me detengo también, primero saludo al poema, luego a SoyLauraO, saco mi pañuelo que disipa nubes , saludo a Gioconda, sonrío a ese ESPACIO que menciona Laura y agradezco a Ana por su elección.
BUEN DOMINGO
Rossana
Este poema lo escuché recitar a una mujer que es rapsoda, cantante y actriz. Me impactó. Hoy me he acordado de él y lo he buscado. Es sensual, pero dolorosamente triste, aunque al final termina con esperanza.
Gioconda Belli es tremenda...
Te dejo un saludo, Soylaurao y otro a ti, Rossana.
Besos
Ana
Me quiero quedar con la parte sensual que es muy bella. El motivo de la tristeza puede deberse a la separación del amado o a los estragos que cause el tiempo en las relaciones, que también suele terminar en distanciamientos.
El énfasis de que se describa en domingo es lo que hace que el sentimiento sea mucho más triste por la disonancia.
Un beso, Ana. Gracias por brindarnos también -al sexo masculino- una oportunidad de conoceros mejor, comprenderos mejor y amaros mejor.
Gracias, Víctor, por brindarnos tu hermoso comentario.
Un beso, amigo poeta
Ana
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